El revolucionario cine en tres dimensiones, choca con el tradicional concepto de proyecciones cinematográficas y expone a una experiencia única a todos aquellos afortunados que puedan disfrutarlo. Afortunadamente, las grandes ciudades del mundo, cuentan con al menos una sala habilitada para este tipo de proyecciones.
Sin que casi hubiera necesidad de decirlo, la innovación tecnológica y los nuevos usos de la misma son aquí indispensables. Además, todos los participantes de la industria del cine están obligados a estar a la altura de el cine en 3D, de no ser así, se quedarían atrás.
Es precisamente por eso por lo que este nuevo tipo de cine ofrecerá cada día más y en un período de tiempo reducido, gran cantidad de películas dotadas de esta nueva tecnología.
El fin de estas películas es ofrecer al espectador mayor realismo de la proyección. El problema: hoy por hoy las películas que se muestran al público con la característica tridimensional son películas producidas por ordenador, con lo que la sensación de realismo aumenta con la tecnología 3D pero se ve ligeramente limitada por tratarse de imágenes creadas a ordenador.
Sin que casi hubiera necesidad de decirlo, la innovación tecnológica y los nuevos usos de la misma son aquí indispensables. Además, todos los participantes de la industria del cine están obligados a estar a la altura de el cine en 3D, de no ser así, se quedarían atrás.
Es precisamente por eso por lo que este nuevo tipo de cine ofrecerá cada día más y en un período de tiempo reducido, gran cantidad de películas dotadas de esta nueva tecnología.
El fin de estas películas es ofrecer al espectador mayor realismo de la proyección. El problema: hoy por hoy las películas que se muestran al público con la característica tridimensional son películas producidas por ordenador, con lo que la sensación de realismo aumenta con la tecnología 3D pero se ve ligeramente limitada por tratarse de imágenes creadas a ordenador.
Lo que permite al hombre percibir la ilusión de profundidad: mostrar a cada ojo imágenes ligeramente diferentes de un mismo acto. Exactamente como funciona nuestra vista día a día, es el cerebro quien se encarga de construir las imágenes en 3D a partir de esas dos percepciones ligeramente diferenciadas de una misma cosa.
Las primeras proyecciones en 3D utilizaban otra metodología, basada en el uso de color. El espectador utilizaba unas gafas fabricadas con celofán rojo y celofán azul (una para cada ojo). Las películas eran dos imágenes superpuestas, una digamos prácticamente de color rojo y la otra de color azul. Al hacer uso de esas gafas, cada ojo centraba la mirada a la que le correspondía y se acababa logrando una sensación de tres dimensiones que la verdad, no dejaba nada que desear.
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